No somos una amenaza. Somos tu aliado estratégico”: El rol malentendido de la consultoría en talento
- Osval Orduña
- 2 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 3 jun

Hay algo que no siempre se dice en voz alta, pero que quienes nos dedicamos a la consultoría en talento sentimos con fuerza: cuando una empresa nos ve como amenaza en lugar de vernos como aliadas o aliados, todo el trabajo pierde potencia.
Y no es un tema de ego. Es un tema de impacto real. Hace un tiempo acompañamos a una empresa de consumo en dos procesos clave: Dirección de Mercadotecnia y Dirección de E-commerce. En ambos casos, después de semanas de entrevistas, análisis de competencias, revisión de referencias y trabajo artesanal para entender la cultura, llegamos con dos candidaturas sólidas a la etapa final.
Y justo ahí —cuando parecía que el trabajo cobraba sentido— el cliente trajo un perfil referenciado internamente, sin haber pasado por ningún filtro. Ni entrevistas, ni evaluaciones, ni revisión de ajuste cultural.
No se trataba de preferencia interna. Se trataba de no reconocer el proceso. De actuar como si el trabajo técnico y humano que había detrás no existiera. Como si el consultor fuera prescindible. Como si solo estuviéramos ahí para ejecutar, no para construir juntos.
La diferencia entre ejecutar y cocrear
Hay una idea que vale la pena subrayar: no todas las consultoras somos proveedoras operativas. Algunas somos brazos extendidos del equipo interno. Esa es una distinción crítica.
Un proveedor entrega resultados. Un consultor estratégico escucha, desafía, propone, adapta y mide impacto. En procesos de headhunting, por ejemplo, no solo buscamos talento: analizamos estructuras, ayudamos a clarificar lo que realmente se necesita y trabajamos con candidaturas internas y externas con los mismos estándares. En temas de clima o cultura, no solo aplicamos instrumentos: ayudamos a traducir lo que se siente pero no se dice, y a llevarlo a acciones tangibles.
La diferencia no está en el entregable. Está en el lugar desde el que se construye la relación.
Mitos que debilitan la colaboración
He identificado al menos cinco ideas que suelen estar detrás de las tensiones entre consultoras y equipos internos:
"Vienen a quitarnos el trabajo": cuando en realidad venimos a liberar carga y aportar mirada externa.
"Cualquiera puede hacer ese diagnóstico o esa búsqueda": ignorando la técnica, metodología y criterio que requiere un trabajo profundo de talento.
"Lo importante es el resultado, no el proceso": sin considerar que los mejores resultados surgen de procesos consistentes y justos.
"Nos va a salir más caro": sin tomar en cuenta el costo de contratar mal, ejecutar sin diagnóstico o perder talento clave.
"Solo traen ideas teóricas": cuando en realidad, una buena consultoría parte de la experiencia y está diseñada para que las soluciones sí funcionen en lo cotidiano.
Estos mitos no solo dañan la relación. Reducen el impacto que podría tener una colaboración bien diseñada.
Cuando sí trabajamos en equipo
También he vivido lo contrario. Casos en los que el equipo de Recursos Humanos y nosotras trabajamos codo a codo. Como en una intervención cultural reciente, donde el diagnóstico fue compartido, el plan de acción fue cocreado y el equipo interno asumió con claridad su rol en la ejecución. O como en búsquedas ejecutivas donde evaluamos también a referidos internos bajo los mismos criterios de objetividad, generando procesos mucho más justos y confiables. Cuando eso ocurre, no solo se avanza más rápido. Se avanza con propósito.
¿Y cuándo no es el momento para traer consultoría estratégica?
Cuando se quiere un ejecutor, no un aliado.
Cuando no se abren espacios para la conversación franca.
Cuando se miden los resultados solo por costo y no por valor.
Cuando no hay claridad interna sobre qué se necesita realmente.
En esos casos, más que un acompañamiento, lo que se busca es una respuesta rápida. Y lo urgente no siempre deja espacio para lo importante.
Una invitación final
Este no es un texto para reclamar. Es una invitación a mirar con otros ojos la relación consultor–cliente interno. Cuando vemos a la consultoría como una amenaza, perdemos una oportunidad. Pero cuando la vemos como una extensión del equipo, como una mirada fresca que entra a sumar… entonces lo estratégico sí se vuelve real.
La pregunta es simple: ¿Queremos sumar por fuera, o solo ejecutar desde dentro?
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Osval Orduña es consultor en talento, liderazgo, reclutamiento ejecutivo y diversidad. Fundador de Orduña Talent, asesora a empresas en América Latina en el diseño de estrategias que impulsan culturas inclusivas, equipos de alto desempeño y decisiones de contratación con impacto.
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